sábado, 12 de febrero de 2011

(Foto tomada en Rota) Arco Iris entre pinares.
Inma


El Arco Iris puede verse en la lluvia y también en la niebla o en el agua pulverizada de cascadas y cataratas. Aunque teóricamente es posible la formación de gran número de arcos, comúnmente aparece sólo uno, con menos frecuencia dos y rara vez tres. Los rayos que sufren una reflexión en el interior de las gotas producen el Arco Iris primario. Los que sufren dos reflexiones (aproximadamente el 10 por ciento del total), producen un arco más debil, denominado secundario. Se trata de un Arco Iris más amplio, con un sector angular de unos 52º, aunque de bandas menos vivas y en él los colores aparecen invertidos, es decir, presenta el rojo en el interior y el azul en el exterior. Los rayos que forman el arco primario sufren una desviación mínima, de 138 a 140 grados, dependiendo de su longitud de onda (la luz azul se refracta más que la roja).

Cuando el sol está bajo en el cielo, el arco iris aparece alto; al ascender el sol, el arco iris parece descender manteniendo el ángulo crítico entre 40º y 42º. A más de 42º sobre el horizonte, no se puede ver el arco iris porque el ángulo requerido pasa por encima de la cabeza del observador.

Hay un detalle muy curioso. Cuando aparece un Arco Iris en el cielo y hay varios observadores distanciados entre ellos, se diría que están contemplando el mismo Arco Iris y, al parecer, no es así. Desde el punto de observación de cada uno (siempre con el sol a su espalda y el Arco Iris en frente) lo que se contempla es el espectro de la gamma de colores al incidir los rayos de sol en una franja de gotitas de agua suspendidas en el aire que actúan como prismas. Desde distintas posiciones, cada uno de los observadores ve un Arco Iris, sí, pero originado en otra franja de gotas de agua, por lo que se puede decir que cada uno ve su propio Arco Iris. Es más, si un mismo observador va caminando, al estar cambiando de posición, cambia también el Arco Iris que está contemplando.

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